Hace 38 siglos, en las llanuras fluviales de lo que hoy es el sur de Irak, un estudiante de Babilonia hizo un trabajo escolar que cambió la comprensión de las matemáticas antiguas.
El estudiante tomó un trozo de arcilla húmeda, formó un disco del tamaño de una hamburguesa, y dejó que se secara un poco al sol. En la superficie de la arcilla húmeda, el estudiante dibujó un diagrama que demostró que los habitantes del Viejo Período Babilónico (1.900-1.700 antes de Cristo) entendían completamente los principios del «teorema de Pitágoras» 1300 años antes de que naciera el geómetra griego, y también eran capaces de calcular la raíz cuadrada de dos a seis cifras decimales.
Hoy en día, gracias a Internet y los nuevos métodos de exploración digital que se emplean en la Universidad de Yale, esta lección de geometría antigua sigue siendo utilizada en las aulas modernas de todo el mundo.