
Cada cierto tiempo, los usuarios de Facebook se curan en salud –o eso creen- desautorizando a la red social para que use sus datos con determinados fines. Esas parrafadas repletas de terminología jurídica se comparten, previo copia y pega, de perfil en perfil, y suelen ser fruto de bulos que nadie sabe muy bien de donde salen pero que no suelen tener consecuencias. Es decir, los usuarios publican estos estados pero no se borran de Facebook y casi nunca se dedican a revisar aquellos Términos y Condiciones que se aceptaron sin pensar mucho, allá por 2007 en los días de la inocencia, cuando nos estrenábamos en esto de compartir información sin pedir nada a cambio.
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